El llamamiento y la renuncia en la vida del líder - El líder ante un momento crucial
La noche cayó con una sorprendente rapidez. Su esposa
se encontraba unos metros más allá. Dormía. El no podía conciliar el
sueño.
Hacía calor. Sudaba. Hubiera querido beberse otro vaso
con agua fría, pero asumió que lo mejor era salir por un rato de la
estancia y dejarse arrullar por la brisa que—cerca de la
medianoche—golpeaba con fuerza sobre el caserío.
--¿A dónde vas?—preguntó la mujer.
--Afuera, no tardo—respondió él mientras cruzaba
el umbral de la puerta.
El cielo lucía hermoso, tachonado de estrellas que se
perdían en el infinito. Alrededor, las gentes dormían. Estaban ajenos
a su realidad. El no hacía otra cosa que pensar. La vida le había
sonreído. Tenía el reconocimiento de sus coterráneos, gozaba de
solidez económica, de un hogar apacible, de una familia que le amaba y
de vastas extensiones de tierra que se perdían en el horizonte.
--Definitivamente la vida me ha sonreído...—musitó
al recordar con satisfacción los años pasados, con la misma sensación
de bienestar de quien vuelve atrás las páginas de un viejo álbum en el
que guarda fotografías de momentos agradables.
Estaba ensimismado en sus pensamientos cuando escuchó
la voz apacible de Dios, como la había escuchado otras tantas veces:
“Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre,
a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te
bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a
los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra”(Génesis 12:1-3).
Las palabras
quedaron resonando en su cabeza. No podía asimilarlas fácilmente. Dios
le acababa de plantear dos asuntos que no estaban dentro de su
presupuesto mental: el primero, cumplir una misión que iba más allá de
toda previsión; el segundo, renunciar prácticamente a todo...
El líder toma decisiones trascendentales
Llegar a la
cima no se logra de la noche a la mañana. No es tan sencillo como
cerrar y abrir los ojos. ¡Ojalá todo fuera tan fácil! Sin embargo se
necesita mucho más que eso. Escalar la montaña implica que todo líder
debe aprender: Primero, a fijarse una meta. Significa determinar a
dónde queremos llegar, así inicialmente no tengamos claridad respecto
de cuáles son las etapas necesarias para lograr ese objetivo.
Aquí ya estamos configurando la misión, es decir
aquello que bien nos fue asignado o simplemente, lo que queremos
lograr.
Segundo,
volver nuestros esfuerzos hacia la conquista de ese propósito. Esta
fase implica determinación y constancia. Y el tercero, ajustar todo
cuando pensamos y hacemos para llegar a la meta propuesta.
Defina una meta en su vida
Todos los seres humanos tenemos un propósito en la
existencia. No somos producto del azar ni tampoco un accidente del
cosmos.
Bajo este convencimiento es fundamental que nos fijemos
una meta. Sólo quienes lo hacen llegan a algún lado, de lo contrario,
agotará sus fuerzas dando tumbos de un lugar a otro.
En el caso de Abram, Dios le puso de presente su
misión: “Vete... a la tierra que te
mostraré. Y haré de ti una nación grande...”
Dios le instruyó respecto al propósito al que estaba
llamado, aunque no le mostró inmediatamente todo el itinerario a
seguir. Le iría señalando paso a paso cuál era el camino.
Dios nos llama con un propósito
Dios no improvisa. Todo lo tiene cuidadosamente
calculado. Sabe dónde estamos y a dónde podemos llegar si permanecemos
en el centro mismo de su voluntad. El tiene un plan para cada uno de
nosotros. El dijo: “Porque mis
pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestro caminos mis
caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más
que vuestros pensamientos”(Isaías 55:8, 9).
Si llega a
experimentar el llamado divino, sin duda hay un propósito en esa
convocatoria. ¿Recuerda el encuentro que tuvo el Señor Jesús con
cuatro de sus primeros discípulos?
Llamamiento de Pedro y Andrés
“Andando
Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón llamado
pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran
pescadores. Y les dijo. Venid en pos de mi, y os haré pescadores de
hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le
siguieron”(Mateo 4:18-20).
Llamamiento de Jacobo y Juan
“Pasando de
allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su
hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes, y
los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le
siguieron”(Mateo 4:21, 22).
En el caso de Abram el llamamiento era para ser el
gestor de una gran nación. Por el contrario, en el caso de Pedro,
Andrés, Juan y Jacobo, la convocatoria era para ser pescadores de
hombres.
En uno y otro caso, había un propósito.
Dios no llama a nuestra puerta por importunar
únicamente. Hay detrás una misión por cumplir.
En su
vida...
Quizá su vida ha sido tocada por la voz apacible de
Dios. Siente que lo llama. Es una misión compleja. Es probable que
piense que no es capaz de cumplir la encomienda. “Es demasiado para
mi”, razona una y otra vez. Sin embargo se equivoca. Dios conoce
sus potencialidades. El ve en usted un líder mientras que alrededor
tal vez lo ven como alguien común y corriente.
Deje a un
lado el temor. Dios sabe lo que hace. Recuerde que El no improvisa. No
se preocupe de cómo se irán dando las cosas o tal vez los costos que
implican avanzan hacia la meta, con ayuda de Dios. Adelante, sólo
llegan al final quienes emprenden el camino.
¿Le hace
falta algo? Si, a decir verdad apenas hemos dado el primer paso al
concluir en la necesidad de pedir a Dios que nos muestre cuál es
nuestra misión en la vida. Ahora, el segundo principio que vamos a
asimilar es...
El líder asume la necesidad de renunciar
Es frecuente que hallemos en el camino a decenas de
hombres y de mujeres que, aunque tuvieron el llamamiento a grandes
metas y, sin embargo, ¡Jamás llegaron ningún lado!¿Cuál fue la razón?
Les faltó aprender qué significa el término
“Renuncia”.
¿Es fácil?
Por supuesto que no. Recuerde que Abram tenía una familia, una
identidad cultural y una solidez económica grande a costo de esfuerzo.
Mucho pero mucho esfuerzo. Pero Dios lo llamaba a una misión
específica y eso implica renunciar prácticamente a todo, pagar el
precio y aprender a depender del Señor.
En las Escrituras leemos que
“...se fue Abram como Jehová le dijo; y Lot fue con él.
Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
Tomó, pues, Abraham a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y
todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido
en Harán; y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán
llegaron”(Génesis 12: 4, 5).
Sin duda
pudo transcurrir mucho tiempo entre el llamamiento de Dios y el
instante en que tomó la determinación de seguirle. Es probable que
haya enfrentado la duda, la incertidumbre y el temor. Pero al tomar la
decisión, nada lo detuvo.
Algo similar ocurrió con los discípulos. En el caso de
Simón y Andrés “Ellos entonces, dejando al instante las redes,
le siguieron”(Mateo 4:20). Y con Juan y Jacobo, los hijos de
Zebedeo pasó algo similar: “Y ellos,
dejando al instante la barca, y a su padre, le siguieron”(Mateo 4:22).
El ser
llamados y la decisión de renunciar juegan un papel transcendente en
la vida del líder cristiano. Ore a Dios y pida su dirección.
Ahora quizá me diga: “Eso está
bien para quien es cristiano que aspira servir en la obra de Dios. ¿Y
qué de mi vida? Recién estoy asistiendo a la iglesia y tengo centrada
mi mirada en la vida secular y no en la religiosa?¿Hay algo para mi?”.
Por supuesto que si. En la vida de los hombres de Dios
que marcaron generaciones enteras vemos que tenían definidas metas
claras en la vida, volcaron sus esfuerzos para alcanzarlas y, con
ayuda de Dios, no se dejaron amilanar por las adversidades.
En la Biblia leemos:
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”(Salmo
37:5).
Con ayuda de Dios no hay proyecto que conciba en su
mente y en su corazón que no pueda llegar a realizarse. ¡Hoy es el día
para comenzar!
PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN
1. Llene los espacios:
Todo líder debe aprender a
1ro_____________________________2do______________________________________
3ro________________________________________
2. ¿Porqué debemos tener una meta o visión? ¿Qué pasa cuando no hay
visión en un pueblo?
Una
meta nos indica un lugar que _____________________________________ o
una cosa que deseamos
_______________.
3. La conquista de una meta requiere que usted tenga
_______________________ y __________________________.
Busque
una escritura en el libro de Job que apoya la importancia de la determinación
Busque
una escritura que apoye que no debemos ser de doble ánimo, porque
esto nos convierte en inconstantes.
4. Busque en las cartas de Pablo cuando habla acerca de enfocarse
hacia lo que tiene por
delante.
5. Bíblicamente hablando, es cierto aquel refrán de que lo importante no
es ganar sino competir?
Demuestre
su respuesta con una escritura donde el apóstol Pablo habla sobre
los que ‘corren en el estadio’.
6. Sólo quienes se fijan metan __________________________________________________.
7.
Cuando Dios te pone una visión en tu corazón, siempre te da TODOS
los detalles? (Compárelo con Abraham, Noé, Moisés… Jesús).
8. ¿Y el Señor está claro en el Plan o propósito cuando te llama o pone una visión en tí, sabe los detalles (aunque no te los diga todos)?
9. ¿Dios va a esperar que estés totalmente listo,
capacitado, entrenado, preparado… para llamarte y poner una visión
en ti? Vea el caso de
cuando Jesús llamó a los discípulos. Vea cuando Dios llamó a
Eliseo por medio de Elías.
10. ¿Qué significa pagar el precio de tu llamado?
11. ¿Qué puede impedir que el llamado que Dios ha
puesto sobre ti no se cumpla? ¿De quién depende?
12. Mencione
los dos elementos que juegan un papel importantito en la vida de
todo líder cristiano.
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